Héctor Gutiérrez se entrega a la verdad en tarde importante. Talavante corta una oreja en el naufragio de Villacarmela.
Ahogado por los kilos, sale el primero de la tarde. Alejandro Talavante, intenta lancearlo aun con su poco motor; ‘Independiente’, el cárdeno, es mimado con la puya y le cuesta embestir a los rehileteros. Al tercio postrero llega con la embestida corta y rebrincada; cambia de lidia, ya no luce tan dormido y ahora su ataque se vuelve tan emotivo como su rabo verbenero. Talavante toda la faena intenta templar la informalidad hecha embestida. A veces limpia los gañafonazos y relucen muletazos profundos. La estocada fue muy baja y el burel tardó en doblar: la oreja fue aplaudida discretamente.
Se han visto vacas viejas con mayor presencia que el segundo. Y aparte, sus condiciones le delatan como un invalido. Lo brinda a todo el público Octavio García “El Payo”: les parece una grosería a los que pitan el brindis. A nadie le interesa la elegante labor del torero.
Luego, el tercero es otro; bien presentado y con buenas hechuras. Héctor Gutiérrez quita por gaoneras estoicas y la afición entra de lleno con él. La lidia es caótica entre su cuadrilla y el torero se va a los medios para cambiarle el viaje. El toro, se siente importante con su seriedad en la mirada: exige mucho en las primeras embestidas; transmiten y se huele el olor de la verdad que pone Gutiérrez pues arranca humillado, pero a partir del segundo muletazo le cuesta salir y se frena abruptamente. El torero no se raja en las pruebas de valor, todo lo contrario, le apuesta y le pone más. Sus tantas ganas le hacen cortar las distancias en la tercera tanda y el toro protesta aún más; el freno del toro es tan seco como el derrote asertivo en los muslos del joven al que su sangre le brota de su cuerpo con la fuerza de una manguera. Casi con lágrimas en el rostro, Héctor pelea con los que le sujetan por volver a la cara del toro hasta que su cuerpo se vence. Ya con el matador herido en la enfermería, el toro y sus pitones de formol son mandados al caldaso por el primer espada.
Los faroles del capote de Alejandro Talavante saludan al basto que hace cuarto de la lidia ordinaria; con la muleta, le sale caminando con más ganas que lucimiento; y así también, transcurre la faena a un animal que todo el tiempo buscó la querencia: anda el extremeño por todo el albero buscándole las vueltas. Se eterniza con la espada.
Hay una hermosa media verónica a pies juntos que cierra el saludo ensayado de Octavio García “El Payo”. El rubio queretano sorteó otro invalido y sus exquisitas maneras se vuelven a perder entre la nada y entre los gritos de su cuadrilla. Pero también, tiene que expatriar de la vida al sexto correspondido al torero herido; un animal sin perfil y sin el trapío necesario para la plaza más importante del país: igual que la mayoría de sus hermanos, resulta ser un animal intrascendente y protestón.
El toreo tiene todo de ritual. De ofertar la vida para conseguir la verdad. Cuando se olvida eso, la tauromaquia, pierde todo sentido y toda defensa. Héctor Gutiérrez partió plaza convencido de aquello, y aun sin dar muerte a ninguno de sus toros, dejó una actuación honrosa y memorable para la afición capitalina. El chorro de sangre manado por el albero de Insurgentes es el convencimiento de su concepto por el que vale la pena apostar. Tanto como lo hace él.
CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO.
Plaza de Toros Monumental Plaza de Toros México. Un tercio de plaza.
18 de febrero de 2024: tarde templada y sin viento.
6 TOROS DE VILLACARMELA; mal presentados y disparejos en presencia y comportamiento; sin bravura en su generalidad, pero con peligro. 1° ‘Independiente’, con 542 kilos, cárdeno, caribello y paliabierto, con kilos pero sin trapío, dormido en los primeros tercios y con emotividad pero informalidad en la muleta (palmas); 2° ‘Libertador, con 555 kilos, negro entrepelado, tocado del pitón izquierdo, avacado e impresentable; fue muy protestado (pitos); 3° ‘Heroico’, con 510 kilos, negro bien puesto y bien presentado; con bravura y transmisión (silencio); 4° ‘Mexicano’, con 505 kilos, negro, delantero, basto, de feas hechuras, manso e informal (silencio) 5° ‘Victorioso’, con 525 kilos, castaño, bien puesto y bien presentado; invalido (silencio); 6° ‘Hidalgo’, con 514 kilos, castaño lucero, paliabierto, impresentable sin opciones de lucimiento (silencio).
Alejandro Talavante; de tabaco y oro: estocada baja (oreja), estocada que hace guardia, entera y descabello en el que mató por Héctor Gutiérrez (palmas) y tres pinchazos y entera (saludos en el tercio).
Octavio García “El Payo”; de gris plomo y plata: estocada trasera y descabello (saludos en el tercio) y contraria y dos descabellos (silencio), pinchazo y entera en el que correspondía a Héctor Gutiérrez (silencio).
Héctor Gutiérrez; de grana y oro.
INCIDENCIAS:
Héctor Gutiérrez fue atendido en la enfermería de la plaza por herida de asta de toro en su primero. Al momento de la presente publicación se desconoce el parte médico.
Fotografía cortesía de Erick Cuatepotzo
