Aunque en Tlaxcala el exhorto de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, para evitar el nepotismo sea un llamado a misa que pocos atenderán, nadie debe tomarlo a la ligera. El anuncio fue hecho en una fecha por demás significativa.
“Hoy 5 de febrero no puedo dejar pasar la fecha. Así que estoy enviando al Congreso de la Unión dos nuevas reformas constitucionales. La primera, en honor a la Constitución de 1917, la no reelección a ningún puesto de elección popular. Sufragio efectivo, no reelección. La segunda: la prohibición expresa de que ningún familiar pueda suceder de manera inmediata a otro, tratándose de un puesto de elección popular. Es decir, no al nepotismo”, dijo.
Si esta postura hubiera sido expuesta hace más de una década, Tlaxcala se hubiera evitado el tristemente celebre carrusel político electoral que representó la familia Covarrubias Cervantes para la presidencia municipal de Texoloc. En estas condiciones ninguno de los herederos del trono hubieran llegado, por más dinero que hubieran tirado.
Lo mismo hubiera sucedido con otros mirreyes, incluyendo la reelección de los parasitos que hoy roban oxigeno y pesos en la LXV legislatura. De hecho el pleito entre Marcela González Castillo vs Ana Bertha Mastranzo Corona se hubiera evitado, sin reelección la disputa no habría existido y todos seguirían siendo amigos al cien.
Lastimosamente para Marcela perdió una posición -por más que quisieron torcer la ley- y de paso una muy muy importante aliada rumbo al 2027. Ese divorcio político es irreconciliable y todos lo saben, incluso al interior del gabinete, donde cada vez que coinciden Marcela acaba pasando saliva.
Por eso pienso que es muy importante el anuncio de Sheinbaum Pardo, que ratificó ayer lo mismo que anunció desde su toma de protesta y luego en la plancha del zócalo de la ciudad de México. No a las dinastías, no al nepotismo, no a la herencia política.
A las iniciativas contra la reelección y el nepotismo se suman las reformas de las leyes secundarias en materia energética, que Sheinbaum Pardo firmó el pasado 29 de enero, mismas que llegaron este miércoles al Congreso de la Unión.
Al cierre de esta columna se sabía que las reformas serán remitidas a las Comisiones Unidas de Energía y de Estudios Legislativos del Senado, así como a la Cámara de Diputados.
¿Esto es importante?, claro que sí, porque entre las modificaciones a la Constitución se incluye la expedición de nuevas leyes para la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Petróleos Mexicanos (Pemex), así como varios cambios a la Ley del Sector Eléctrico, la Ley de Hidrocarburos, la Ley de Planeación y Transición Energética, la Ley de Biocombustibles, la Ley de Geotermia, la Ley del Fondo Mexicano del Petróleo, y a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal.
Con este paquete de reformas se hace mucho por los mexicanos porque sólo así se podrá revertir la llamada Reforma Energética del 2013 para que Petróleos Mexicanos (Pemex) y Comisión Federal de Electricidad (CFE) regresen a ser empresas públicas del Estado mexicano.
Lo de ayer en serio que ha sido un día histórico, porque Santiago de Querétaro será recordado por ser el lugar donde la titular del Ejecutivo explicó que no podría dejar pasar el aniversario 108 de la Constitución Política de 1917, y con ambas iniciativas para reformar la Carta Magna está cumpliendo el mandato del pueblo.
¿Por qué hoy, por qué ahora en pleno conflicto?, la verdad dudo que lo haya calculado, pero lo que es un hecho es que en medio de las tensiones con el Gobierno de Donald Trump, la titular del ejecutivo confirma que la Carta Magna es el escudo para defender a la Nación. Su llamado a recordar la historia y la grandeza de la Patria no es un hecho fortuito, ni vago.
“México es un país libre, soberano, independiente. No somos colonia de nadie, ni protectorado de nadie”, manifestó al tiempo que arrancaba el aplauso de los 32 gobernadores del país, tres de las ministras de la Suprema Corte de Justicia, legisladores y secretarios de Estado. Todos menos Norma Piña (todavía titular del Poder Judicial), que no fue invitada, todos ellos se pusieron del lado de Claudia y de esos casi 36 millones de votos que parecen ser más cada día.
“En este 108 aniversario de nuestra Constitución queremos declarar, y que se oiga fuerte y lejos, que cualquier intención de afectar nuestro derecho de ser un pueblo libre, un país independiente, una tierra soberana, se topará con un pueblo valiente, que sabe luchar para defender sus derechos y a su Patria”.
Claudia cumple en la política exterior, no descuida la interior y eso podrá fortalecer su imagen de cara al 2027. Para Tlaxcala es la renovación de la primera magistratura, pero para el país y para ella misma será la mitad de su sexenio, uno que anticipaban turbio pero que ella ha ido calmando. Las aguas profundas no la asustan y un gringo rojo parece que tampoco le roba el sueño. Por el bien de México, primero el bienestar y la estabilidad de nuestra máxima dirigente, hoy todos tenemos que estar con Claudia Sheinbaum Pardo.
