En Tlaxcala, el Partido del Trabajo (PT) presume una autoestima desbordante, pero su realidad está marcada por el control de la familia Garay Ulloa.
En un Consejo Estatal celebrado en Contla de Juan Cuamatzi, el PT dio un paso audaz al destapar a la diputada federal Irma Yordana Garay Loredo como su carta para la gubernatura en 2027.
Según el relato oficial, la exdiputada local fue respaldada por la mayoría de sus correligionarios, quienes la ven como una política experimentada, cercana a la gente y capaz de competir por el Ejecutivo estatal.
Sin embargo, las voces críticas señalan que este movimiento no es más que un nuevo capítulo en la saga de los Garay para perpetuar su poder.
El evento, encabezado por “figuras” como Miguel Ángel Covarrubias, exalcalde de Texoloc, tuvo un tono triunfalista. Covarrubias aseguró que el PT ya no necesita alianzas para ser competitivo, alardeando que en 2024 fueron la fuerza política que más creció en Tlaxcala sin coaliciones.
“Hoy somos la segunda fuerza y estamos listos para encabezar un proyecto estatal con nuestros propios perfiles”, afirmó.
Por su parte, Irma Garay llamó a fortalecer la presencia del PT en cada rincón del estado, atribuyendo su crecimiento al contacto directo con la ciudadanía. Lo que omitió fue el cuestionable desempeño de su partido en temas clave, como el marco electoral, donde su comisión brilló más por actos públicos que por resultados concretos.
La presencia de la política poblana Lizeth Sánchez García, quien respaldó el destape, no disipa las dudas ni aporta mucho. En Tlaxcala, la familia Garay es señalada por priorizar el apellido y los cargos que traen poder, dinero y capacidad de negociación.
Silvano Garay, el patriarca y dueño de la franquicia petista en el estado, ha demostrado habilidad para reclutar perfiles que sumen a su proyecto sin cuestionarlo y sin restarle en lo económico, no importa si ganan o no, mientras sumen a su causa serán bienvenidos.
Gracias a esa estrategia actualmente, el PT gobierna municipios como Contla, Tepetitla, Benito Juárez, Lázaro Cárdenas, Teolocholco y Nopalucan, aunque en estos últimos con problemas evidentes. Lejos de reflejar un respaldo sólido, estas victorias parecen responder más a la estrategia de Silvano que a un proyecto colectivo.
El Consejo Estatal también sirvió para elegir a los delegados que representarán a Tlaxcala en el Consejo Nacional del PT, programado para el 26 de abril. Ahí se definirá el rumbo del partido rumbo a los próximos procesos electorales.
Hasta entonces, lo que se diga en Tlaxcala suena más a discurso que a realidad. La última palabra la tendrá Alberto Anaya, líder nacional del PT, quien decidirá si el sueño de los Garay se materializa, queda en una fantasía más o como siempre servirá para su negociación con el candidato ganador.
En el PT de Tlaxcala, el amor propio que presumen podría ser solo un reflejo de la ambición familiar, pues mientras los Garay sigan al frente, la línea entre el interés partidista y el personal será difícil de trazar. A los tlaxcaltecas de verdad es poco lo que nos aportan y mucho lo que nos explotan desde hace varios años que se enquistaron los Regio Potosinos.
