Alejandro Moreno Cárdenas es la imagen más pura del priismo añejo, rancio, traidor, ruín, lacra y roedor. La escencia y el alma de ese instituto tricolor lo personifica el campechano que comenzó como gestor, empresario, cabildero y acabó dirigiendo al Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Se nota que el ex gobernador de Campeche aprendió muy bien las mañas de quienes le antecedieron en ese mismo puesto porque todos los que estuvieron al frente del tricolor antes que él, hicieron lo posible por desgastar el prestigio del partido que prometia la reivindicación del pueblo
Así que nadie debe extrañarse de las gubernaturas, senadurias, diputaciones federales, diputaciones locales, presidencias municipales, regidurias y otros tantos espacios que el PRI ha perdido en los años de su dirigencia, todo ha sido producto de la traición y de la corrupción que existe en esas filas.
Mire que eligió buena hora para salir a señalar y acusar a sus ex compañeros de asesinar a Colosio, de robar en el pemexgate y de desprestigiar al partido a quien “le debemos” las instituciones. El cinismo de Alito no tiene límites.
Y tan no existen límites ni hay antecedentes de algo similar que, por primera vez, desde 1936, cuando Vicente Lombardo Toledado, primer secretario general de la CTM, se unió al Partido Nacional Revolucionario (PNR), hoy Partido Revolucionarios Institucional (PRI), un líder obrero del tricolor no estará en el Senado, pues Carlos Aceves quedó fuera en la lista nacional del Senado.
Por eso los Cetemistas están molestos, porque su líder fue relegado al séptimo lugar y partido de Alito, porque es de él y de nadie más, sólo alcanzó a meter hasta el cuarto lugar. Por cierto que el tercer escaño fue para Pablo Angulo, amigo de parrandas de Alito Moreno.
Así que la campaña de difamación que Moreno Cárdenas se ha inventado en su cabeza llena de bótox es inexistente, y las calumnias no son sino pensamientos en voz alta de sus agremiados, esos a los que él ha llamado “empleados del poder” o “enviados del Gobierno”.
Quién no vio ese video grabado en las oficinas del PRI donde el líder destacó que los señalamientos negativos hacia su persona eran de perfiles vinculados al crimen organizado y que hoy quieren llegar al Senado de la República. Esos llevan varios años allá adentro y él lo sabe.
Y no conforme con eso Alejandro Moreno acusó a los ex dirigentes tricolores de presionar a los reporteros y medios de comunicación para crear contenido que descalifique su labor dentro de la militancia en los últimos cinco años. Lo dice el mismo que en un audio fue evidenciado al afirmar que a los medios “no hay que matarlos a balazos, sino de hambre”.
“Les hablan, los presionan, les dicen que les hablan, los presionan y que saquen notas. Todas esas notas que han sacado durante cinco años para atacarme, para calumniarme porque quieren un PRI de rodillas a un Gobierno autoritario. Por ello, quiero compartirles a todos ustedes que vamos a seguir luchando, con pasión y con determinación. Por eso vamos con mucho ánimo, carácter y esto sucederá porque quieren poner al PRI de rodilla, no lo vamos a permitir, lo vamos enfrentar”. Así lo dice un líder que se ha quedado a dirigir a su sombra.
Lo que pase en Tlaxcala, al momento de designar a sus nuevos líderes, tanto en la cabeza del tricolor, como en las diferentes carteras, podrá hacer que los errores de Moreno Cárdenas pasen a segundo plano, aunque con todo y una buena comunicación no será suficiente. Personalmente si veo el cambio de nombre y colores como el siguiente paso en la “evolución” de este partido, no les queda de otra.
De llegar un líder inteligente, fresco y sobre todo ágil para dirigirse a los medios y a los militantes, no solo le garantiza una reestructuración sino la sobrevivencia del cascaron y creo que eso es lo que Alito quiere rumbo al siguiente proceso.
Los votos obtenidos en el reciente proceso electoral le dejan prerrogativas suficientes para intentar rescatar, negociar y ganar en una mesa, lo que evidentemente no pueden en las urnas. Negociación es la palabra clave para Alito, no hay más, pero tampoco aceptará menos.
