La problemática ambiental que enfrenta Tlaxcala parece importarle poco al limitado secretario de Medio Ambiente, Luis Ramírez Hernández, quien está más preocupado tramando un negocio que puede dejarle ganancias millonarias a costa de recursos gestionados, precisamente, para proyectos en favor del medio ambiente.
No existe una política ambiental clara en el estado que atienda fenómenos como la contaminación del río Zahuapan o la permanente tala clandestina en la Malinche, y esto es resultado de tener un “operador político” disfrazado de secretario de Medio Ambiente, o ¿Es al revés?
Parece que el poder político de Luis Ramirez ya no le es suficiente y ahora busca hacer negocios con el dinero que se debe aplicar en acciones de mejora del medio ambiente.
Afirmo lo anterior porque resulta que el secretario de Medio Ambiente quiere, a toda costa, que los recursos que llegarán a la entidad -de acuerdo con publicaciones de columnistas nacionales- se le adjudiquen a una empresa privada denominada “ProActiva” para que ella los administre.
Incluso ya estableció contacto con uno de los socios de la compañía con sede en Xalapa para plantearle el negocio que, de concretarse, significaría embolsarse una buena cantidad de dinero. ¿y el beneficio para Tlaxcala?
La nota que resuena en estos medios nacionales destacan el perfil del probable socio de Luis Ramírez, que a su vez también es socio de la empresa, se trata de Hipólito Rodríguez, exalcalde de la capital jarocha, sobre quién pesan acusaciones de fraude, irónicamente, por el desarrollo de proyectos ambientales.
Durante su gestión, Hipólito Rodríguez dejó que se perdieran 150 millones de pesos que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ya se había comprometido a entregar al Ayuntamiento para la construcción de un biodigestor.
Esto porque el alcalde no le dió seguimiento al proyecto que había impulsado su antecesor y que buscaba transformar la basura en energía limpia.
Los recursos que provienen de la Federación y que muchas veces es difícil que se asignen al estado, hoy están en riesgo de terminar en manos de particulares ya que en Tlaxcala puede repetirse la misma historia que en Xalapa y si no se transparenta su aplicación, tenga la seguridad que no volveremos a recibir ni peso del gobierno federal. Eso es un hecho.
Para lograr hacer sus negocios turbios, el oriundo del estado de Morelos, que despacha y cobra como secretario de Medio Ambiente empezará una estrategia para quitar del camino a personas incómodas que resulten un obstáculo a sus mezquinos intereses, como el titular de la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en el estado, argumentando que la instrucción viene de la gobernadora Lorena Cuéllar, algo que repite siempre que desea obtener algo sin que se le cuestione.
Es claro que desde el inicio de la administración Luis Ramírez Hernández ha utilizado la estructura gubernamental de Tlaxcala para fortalecer sus intereses políticos que apuntan más al vecino estado de Morelos, de donde es oriundo y a donde por cierto guarda asuntos pendientes con la justicia.
Pero que pretenda a través de empresas, y políticos ligados con fraudes, desviar dinero que se debe traducir en beneficios para los tlaxcaltecas, es una actitud mercenaria y mezquina. Si a eso le agregamos que utiliza el nombre de la gobernadora, entonces el funcionario tiene mucho que explicar.
La incompetencia del secretario de Medio Ambiente puede traducirse en que Tlaxcala pierda los recursos que ya estaban asignados ya que, de no haber certeza en los proyectos a desarrollar es difícil que ese dinero llegue al estado o lo que es peor, nos cierra la puerta para futuras asignaciones extraordinarias.
¿Quién detendrá los abusos y excesos del morelense que vio en Tlaxcala el negocio de su vida?
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