No pensaba posible el hecho de tener algo en común con Robbie Williams. Y resulta que compartimos abuela; o el mismo sentimiento de amor absoluto por la de cada uno —además de una que otra (o muchas) humanidades deleznables—.
El biopic del inglés debería estar anunciado con un cartel preventivo de terrorismo emocional: tenía tanto sin llorar a mares en el cine; esto, sin duda, se debe a la brutal honestidad del filme, único y verdadero motor de cualquier expresión humana, porque lo otro, lo de ponerte bonito en pantalla o en los escritos, no trasciende a la memoria. Poca fe tengo en las películas biográficas con el fin de endiosar al descrito; más bien, entré con muy pocas expectativas —aun siendo un fanático empedernido de Robb—, pero salí fascinado y conmovido en partes iguales; el mayor acierto de “Better Man” es justamente eso, no maquillar nada y dictarse ante nosotros con ángeles, y sobre todo, con demonios.
Es fácil suponer a las personas visibles para nosotros como un ideal; personas logradas de todo mal, sin sufrimiento, lejos de lo perturbable, encomendados al Dios de la fama y el dinero y en un constante estado de perfección, pero la verdad es que todos huimos despavoridos hacia el mismo lugar. De una u otra manera, gritamos, cantamos o escribirnos (o lo que hagamos) por el mismo abrazo que nos aleje de la desolación completa. Lo humano es catar todo lo incómodo y tratar de aliñarlo para compartir con el de al lado el sabor de las desazones. Y crear y observar. Allí, brota lo mejor de nosotros. Me gusta recordar uno de los momentos más emotivos escuchando música en vivo; fue el Corona Capital de 2023 y Robb cantaba “Angels”: mi vecino de enfrente sacó una foto ovalada de una mujer a la que por un momento le cantó y la hizo presente. Su ángel. La canción de R., la escribió tras la muerte de su abuela (“I sit and wait / Does an angel contemplate my fate?”) mientras él se hundía en un viaje al precipicio entre drogas y alcohol huyendo de su propia vida. Pero el simio despertó. Alguna fuerza suprema se apiadó de él y vio a lo lejos la epifanía de una nueva vida. Hay personas que nos motivan a intentar ser mejores personas (“I will grow through this pain / Lord I’m doing all I can / To be a better man”); algunas de ellas lo verán y de otras solamente podremos imaginar su pensamiento en tanto a nuestro actuar y sentir su amor. Era un cuatro de junio el día en que murió mi abuela. No llovió como en la película, todo lo contrario, había un día muy claro y luminoso. O eso recuerdo.
