Queriendo o no, y aunque pretendan guardar las apariencias de que no es así, la renuncia de Patricia Zenteno Hernández a la dirigencia estatal del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y a su militancia recién adquirida, se da en medio de un enfrentamiento con el diputado local Juan Manuel Cambrón Soria, quien es, al mismo tiempo, candidato de la coalición “Fuerza y Corazón por México”.
¿Cuáles serán las consecuencias de ese enfrentamiento entre ambos personajes? Eso se verá en la jornada electoral del próximo 2 de junio.
¿A qué nivel será la merma que tenga el PRD? También se verá el día de los comicios.
Lo cierto es que hoy en día, a 25 días exactos de las elecciones, el único que pierde es el Sol Azteca. Y junto con ellos, sus respectivas candidaturas a las diputaciones locales, ayuntamientos y presidencias de comunidad.
Desde 2018, el PRD tocó fondo con la postulación de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la República por el Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). La afectación de dio a “chorro” con la salida masiva de militantes, que después se convirtió en “goteo”. Esa salida, sin embargo, estuvo a punto de hacerle perder el registro nacional como instituto político.
Ese registro lo ha perdido en casi la mitad de las 32 entidades del país. Lo conserva aún en Tlaxcala, pero su fuerza como partido político ya no es como antaño. Cada vez es menos el número de municipios y presidencias de comunidad que gobierna, y su presencia en el Poder Legislativo es bastante reducida.
En las elecciones locales de 2021, por ejemplo, alcanzó solamente dos asientos en la Cámara de Diputados, que en los hechos se convirtió en uno porque Ever Alejandro Campech Avelar abdicó en ser oposición y se entregó a los brazos de la titular del Ejecutivo y a su mayoría parlamentaria.
Hoy en día, Cambrón Soria ha tenido que reprimir sus deseos de solicitar licencia como diputado local para dedicarse de tiempo completo a la campaña por la diputación federal, pero no lo ha hecho debido a que su suplente, David Luna Hernández, renunció a las filas perredistas para aliarse con las morenistas.
En todo ese contexto, a este partido, el PRD, llegó Patricia Zenteno Hernández, proveniente del extinto Partido Socialista (PS). Invitada por Cambrón Soria, la zacatelquence inesperadamente llegó a la presidencia del Comité Ejecutivo Estatal del PRD, a la que ahora renuncia, por desacuerdos con quien llama “líder moral”.
Zenteno Hernández, sin embargo, toma el camino más fácil, el de la renuncia, en lugar de enfrentar los problemas que desde muchos años atrás, y ella lo sabía, existen en el Sol Azteca. Toma el mismo camino que utilizó cuando militaba en el PS, el de la huída.
La cuestión es que por qué llegó tan lejos Patricia Zenteno, es decir, a la presidencia del PRD, cuando dentro de ese instituto político existían otras militancias con carrera y méritos suficientes para llegar a la dirigencia. Ese es un error que deben asumir quienes toman las decisiones dentro del partido, entre ellos el Comité Ejecutivo Nacional.
Efectivamente, como dice Manuel Cambrón, el show debe continuar. El problema es que faltando menos de un mes para los comicios, la imagen del PRD ante el electorado sufre un golpe demoledor, que seguramente le afectará en las urnas. Sus candidaturas, en lugar de verse respaldadas, tendrán que remar, todavía más, contracorriente.
Sergio Juárez Fragoso, militante perredista de muchos años y quien por ahora ha tomado las riendas del partido, tiene ante sí una gran paquete y la responsabilidad de entregar las mejores cuentas posibles.
El PRD regresa a sus orígenes: a los pleitos internos, al canibalismo interno. Y, hay que decirlo, así no llegará a ningún lado.