La senadora por Tlaxcala, Ana Lilia Rivera Rivera, ha salido al paso de las acusaciones que la vinculan a una supuesta red de corrupción al interior del Senado de la República, aclarando que no solo no tuvo participación en los actos irregulares, sino que fue ella quien los detectó y denunció de inmediato ante las autoridades correspondientes.
En una entrevista con el periodista Martín Rodríguez, la legisladora de Morena explicó que las notas publicadas en medios locales han tergiversado la información original de un reportaje del diario Excélsior, titulado “Destapan senadores una red de corrupción”, publicado a principios de octubre. Según Rivera, el artículo detalla cómo ella misma expuso las irregularidades cometidas por trabajadores de larga data en el Senado, no por miembros de su equipo personal.
Rivera relató que, al asumir cargos en el Senado –incluyendo la presidencia de la Mesa Directiva y posteriormente la Comisión de Defensa Nacional–, heredó personal sindicalizado y de confianza con hasta 20 años de antigüedad. Entre ellos se encontraba Anel Bautista Delgado, una colaboradora con 12 años en la institución, quien fue asignada a su oficina.
La senadora detectó que Bautista utilizaba el correo oficial de la Comisión de Defensa Nacional para obtener beneficios personales, como organizar eventos no autorizados en las instalaciones del Senado y solicitar intervenciones con autoridades externas, configurando un tráfico de influencias. “En cuanto tuve conocimiento, la denuncié ante la Contraloría del Senado, solicité su baja inmediata a la Mesa Directiva y expuse todo el esquema de corrupción”, puntualizó Rivera.
La legisladora enfatizó que estos trabajadores no eran de su confianza ni originarios de Tlaxcala, sino parte del personal permanente del Senado. “Fui valiente al destapar algo que llevaba años ocurriendo. Los senadores vamos y venimos, pero ellos forman mafias internas”, agregó, refiriéndose a prácticas como lucrar con eventos privados en espacios públicos.
