En Tlaxcala capital, donde el agua potable es tan escasa como la honestidad en las oficinas municipales, el presidente municipal Alfonso Sánchez García parece haber olvidado que su partido llegó al poder prometiendo romper con las prácticas del viejo régimen, en cambio, este fin de semana, su administración ha desplegado una maniobra digna de los peores manuales del PRI: un cierre intempestivo de las oficinas de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado de Ocotlán (CAPAO).
Ese viernes llegaron con un oficio y “a la mala” querían que se firmara un oficio de entrega-recepción para que después se dijera que todo había sido legal.
Ahora a través de sus medios amigos sostienen que los agraviados firmaron un “acuerdo”. Cuasi con pistola en mano uno solicitaba la firma y cuasi con el pie en el cuello los otros estarían aceptando, faltó especificar en sus redacciones.
Pregunte usted con quienes hayan estado ahí. Según testigos, llegaron encapuchados como en una película de narcos de bajo presupuesto. ¿El objetivo? Adjudicarse el control de este organismo descentralizado, que maneja no solo el vital líquido, sino también los jugosos ingresos por cobros de servicio.
Porque, claro, en la política tlaxcalteca, el agua no solo moja: también moja los bolsillos y eso lo sabe el secretario del ayuntamiento Víctor Hugo Gutiérrez. Los hechos son tan claros como el agua que no llega a las casas de Ocotlán, por mandato de la propia autoridad municipal.
El pasado viernes 26 de septiembre, un grupo de “funcionarios” de las presidencias de Ocotlán y la capital irrumpieron en las instalaciones de la CAPAO, sellaron puertas, amedrentaron a los responsables con empujones, jaloneos e insultos, y hasta arrebataron celulares para evitar que se documentara el atropello.
Pocos lo dicen pero el asunto es que el actual presidente de comunidad -antes titular de la Capao- y Víctor Hugo Gutiérrez -ex secretario del ayuntamiento de Anabell Ávalos- han contado mal la historia al nuevo presidente municipal y lo utilizan para recuperar el cuantioso botín que significan las aportaciones del agua en Ocotlán. Nada más Soriana paga poco más de cien mil pesos mensuales.
Por eso el mismo ex titular de la Capao y hoy presidente de comunidad de Ocotlán intentó boicotear esas oficinas a las que tanto jugo les sacó que incluso se llevó el pago anticipado, dejando sin ingresos a los nuevos administradores, por eso es que el servicio se tambalea y los ingresos se evaporan.
Esa es la explicación de que exista un organismo sin fondos para pagar luz o salarios. ¿Y todo por qué?, Porque la actual comisión, seleccionada legalmente en la administración anterior, no se doblega ante las presiones del ayuntamiento que incluyen campañas para evitar el pago del agua y gracias a esas “anti campañas” para evitar el pago del agua es que tampoco es fácil pagar la luz que hace trabajar las bombas.
¿Ahora entiende usted ese argumento para quitarles el control?, la misma cantaleta es la que utilizan para negarles la entrega de otro pozo que ya existe, todo porque es más grande la ambición que el deseo de servir a los capitalinos.
Ha pasado apenas un año desde que Sánchez García asumió el cargo en septiembre de 2024, y ya se revela su verdadera sed: no de justicia social, sino de control absoluto sobre recursos públicos que podrían engordar presupuestos electorales o favores a incondicionales.
Pero aquí viene lo jugoso, el detalle que huele a rancio PRI revivido: al frente de esta operación está Víctor Hugo Gutiérrez Morales, el secretario del ayuntamiento que hoy firma comunicados “de apertura” mientras ayer era el fiel escudero de la priísta Anabell Ávalos Zempoalteca. Sí, el mismo Gutiérrez que durante la administración priista ya conocía de sobra las entrañas de estos enredos y también los acuerdos que él mismo promovió.
¿Recuerdan las denuncias de opacidad en el manejo de fondos hídricos durante su gestión? Pues bien, Víctor Hugo no solo sobrevivió al cambio de colores partidistas –del tricolor al guinda de Morena–, sino que ahora es el artífice de esta “mesa de diálogo” programada para este día en la Secretaría de Gobernación Federal.
¿Por qué federal? Porque ni los de CAPAO ni la comunidad de Ocotlán confían en el “diplomático” trato de Sánchez y su secretario reciclado. Prefieren la neutralidad de Segob, antes que exponerse a más “gestos de apertura” que terminan en sellos y amenazas. Un golpe de realidad recibirán cuando vean quién atiende esas oficinas.
Esto no es casualidad, estimados lectores. Es la esencia de la política impositiva que Sánchez García heredó y ahora amplifica.
Bajo Ávalos, Gutiérrez facilitó traspasos opacos de recursos; hoy, con Sánchez se dice sorprendido de “irregularidades” y pela los ojos por el “desvío de dineros de CAPAO a cuentas particulares” –¡dinero público en bolsillos privados!–, cómo declaró sorprendido en entrevista posterior al acto.
No, no es desvío de recursos, ni tampoco es que eso le hubiera dolido a Gutiérrez como afirma, lo que le lastima es que se esté perdiendo el jugoso ingreso que representa la comisión que no pudo imponer, pues los vecinos de Ocotlán colocaron a una autoridad independiente a los deseos de Sánchez García y ahora “a la mala” buscan obtener ese ingreso aunque sea a punta de amenazas y mentiras.
Todo lo que la autoridad municipal ha hecho es ignorando un Juicio de Amparo Directo que pende sobre sus cabezas y que debería frenar estas arbitrariedades, pues gracias al corrupto poder judicial saliente lograron que un juez aceptara la queja de uno de los adversarios de quien hoy ocupa la Capao y aunque el asunto no está concluido eso ha sido suficiente para que el municipio intente desconocer lo que el pueblo decidió.
Por eso la manifestación de ayer en la presidencia municipal, con inconformes exigiendo la presencia del alcalde ausente, no fue un capricho: fue un grito de auxilio contra una administración que, en lugar de servir, se sirve.
Y mientras Sánchez evade el diálogo directo, sus redes y las de Ocotlán siembran cizaña, publicando exhortos para no pagar el servicio, agravando la crisis financiera que ellos mismos provocan.
Sánchez García, que se pavoneó en campaña como el salvador del agua para todos, hoy revela su verdadero rostro: un caudillo local que, con la ayuda de un secretario camaleónico como Gutiérrez, busca perpetuar el control priísta bajo bandera morenista.
La mesa de este día, con cuatro representantes de CAPAO y cuatro de la comunidad, podría ser un paso, pero solo si trae resultados reales: reconocimiento legal de la comisión y auditorías transparentes, no selectivas, para empezar.
De lo contrario, los oriundos de Ocotlan –y todos los tlaxcaltecas sedientos de cambio– tendrán que recordarle a Sánchez que el agua, como el poder, no se acapara: se comparte y cuando emana de una elección también se respeta o viene la respuesta de la comunidad.































































