Bastó una declaración de Antonio Martínez Velázquez, secretario de Cultura en Tlaxcala, para desnudar la materia gris de aquellas personas que iniciaron con el pie izquierdo su camino en la política. MINTIERON al electorado, ROBARON identidad y TRAICIONARON a los verdaderos miembros de la comunidad que pensaban encontrar en ellos a dignos representantes.
El titular de Cultura en Tlaxcala evitó el juicio sumario, por eso no dio nombres ni apellidos. Cuando pidió un examen de conciencia, solo lanzó un mensaje a las mentes débiles y éstas cayeron de inmediato en la trampa.
La ética es una materia que la mayoria cursamos, pero que por lo visto pocos comprendieron. Hay quienes en la entidad siguen sosteniendo que la moral es un arbol que da moras y quizá por eso tienen facilidad para mentir, robar y traicionar. Su naturaleza les gana.
Apenas hace menos de una semana Martínez Velázquez pidió -a aquellos que se habrían aprovechado de las acciones afirmativas para ser tomados en cuenta en un espacio de elección popular- que dijeran la verdad, o de plano que se involucraran con la agenda de la comunidad y sus acciones progresistas.
Les puso la pelota “rodadita”, se las bajó de pecho para que cualquiera de las y los agraviados tomaran ese balón y se sumaran a las causas metiendo un golazo. Nadie les hubiera hecho muecas, y habrían ganado la agenda con una jugada puesta por uno de sus más destacados miembros. Pero no, la respuesta fue además de cantinflesca, ridícula y torpe.
Tan solo Aurora Villeda Temoltzin llevó este asunto al plano “personal”, afirmando que “tiene muchos amigos y amigas” y agregando: “que estés en un cargo público no es para que estés ventilando tu vida… el amor es el amor”, contestó a los medios en entrevista colectiva. ¿entonces ser mujer o ser indígena es un asunto personal que no se puede ventilar?, esa parece ser la lectura de Villeda.
La persona (sin género) que vive en ese cuerpo cantiflesco llamado Aurora Villeda, ignora que su registro fue público y que sus preferencias se hicieron públicas al momento de pedir ese espacio designado específicamente a los miembros de la comunidad LGBTTIQ+. Todos, hasta los del ITE y del INE lo saben.
Las acciones afirmativas son conceptos que permitirían la integración de miembros de esos grupos sociales para que las minorías estuvieran representadas en cargos de elección popular, por lo que al pretender blindar su respuesta, ocultándose tras su “vida privada” solo se exhibe muy, pero muy alejada de la realidad en la que nos encontramos.
Cuando Antonio Martínez Velázquez y otros miembros de la comunidad decidieron salir a sus respectivos encargos públicos, asumiéndose como miembros de la comunidad LGBTTTIQ+, sin tener la obligación de hacerlo, estoy seguro que lo hicieron privilegiando a su comunidad por sobre su vida privada. De eso se trata, de visibilizar la nueva sociedad en la que hoy estamos, sin que exista represión, agresión o señalamiento por ello.
Por eso nadie entendió la ambigüedad, el cantinfleo y los balbuceos de la diputada del distrito 7 (pero que legislará por el 5). Personalmente no me sorprende, recuerde usted que ingresará a la cámara local a través de la coalición “Sigamos Haciendo Historia en Tlaxcala”, aún cuando hizo de todo para tener la presidencia de las Redes Sociales Progresistas (RSP).
Al final Aurorinflas ni confirmó, ni negó su pertenencia a la comunidad pues refirió, tal y como lo apuntó mi compañera Mariana Lovera: “es su vida personal… el amor es el amor, es un tema que no me gusta ventilar mucho”.
Vayase preparando para leer y escuchar otras máximas que nos regalará para la posteridad, es evidente que llegó una persona que no dignificará a la comunidad, a las féminas, ni a los de su cuadra. Pero allá ella. Su ignorancia también es parte de su vida privada.
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