Siendo distinguidas militantes del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros y la senadora Ana Lilia Rivera Rivera pertenecen a corrientes totalmente diferentes dentro del mismo instituto político.
La primera se formó en la vieja escuela priista de la que sus ancestros fueron parte privilegiada en la ocupación de cargos públicos, mientras que la segunda tiene una clara formación de izquierda que se ha acentuado en los últimos años con la llegada al poder de Andrés Manuel López Obrador.
Ambas tienen proyectos diferentes y así lo demuestran en sus quehaceres políticos. Ahora mismo, siendo militantes morenistas, son rivales políticas.
Es natural tratándose de un partido que en cada elección disputa en las urnas el triunfo con amplias posibilidades de triunfo, y que en este momento está a horas de destapar el nombre de su candidata o candidato presidencial para participar en las elecciones de 2024.
Las dos, la gobernadora y la senadora, han apostado a “corcholatas” diferentes. La mandataria estatal respaldó al ex secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, y la legisladora federal a Claudia Shienbaum Pardo.
Por claros méritos propios, pero también porque contó con el apoyo de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Ana Lilia Rivera llegó a la presidencia de la Mesa Directiva del Senado de la República la semana pasada.
Eso la coloca en primera fila y quizá como la favorita para ser reelegida como senadora y, tal vez, de ahí a formar parte del gabinete federal en caso de que se confirmen los pronósticos que hasta ahora señalan las encuestas.
En cualquiera de esas dos posiciones, Ana Lilia Rivera se coloca en el primer lugar de la carrera para relevar en el cargo de gobernadora a Lorena Cuéllar Cisneros. Falta, sin embargo, mucho tiempo para el relevo gubernamental. Nada menos que cuatro años, dentro de los cuales todo puede pasar.
En las elecciones locales de 2010, a pesar de contar con el respaldo del presidente Felipe Calderón Hinojosa, la panista Adriana Dávila Fernández no pudo llegar a la gubernatura, siendo la gran favorita.
Errores propios cometidos en campaña, así como la denominada “oligarquía” –así la llama la misma Ana Lilia Rivera en una entrevista para La Jornada de Oriente-, influyeron para que se concretara el triunfo de Mariano González Zarur.
De errores similares y de los grupos “oligárquicos” que existen en Tlaxcala, debe cuidarse la senadora morenista durante los próximos meses y años.
Por estrategia política, la gobernadora ha integrado a su administración a ex priistas, ex panistas y hasta un ex líder empresarial, haciendo a un lado a la militancia morena pura.
El ex gobernador Alfonso Sánchez Anaya forma parte de uno de los grupos oligárquicos que existen en el estado, y que pretende nuevamente llegar a la gubernatura.
Dentro del priismo, incluso, no hay que olvidar que varios personajes cercanos a la ex gobernadora Beatriz Paredes Rangel forman parte del gabinete estatal.
Si las alianzas y los acuerdos políticos siguen conservándose hasta las elecciones locales de 2027, seguramente veremos que todos esos grupos formarán parte de la oposición que tendrá Ana Lilia Rivera para llegar a la gubernatura.
El ejemplo de Adriana Dávila, nuevamente, debe estar presente en todo momento. La senadora Ana Lilia Rivera, de todas las formas, tiene un complicado y durísimo camino si su pretensión es llegar a ser la próxima gobernadora. Pero todo hace indicar que ella está decidida a intentarlo.
