Hace un par de días publicamos aquí en el portal una encuesta de Demotecnia, de María de las Heras, a propósito de las expectativas que tiene la gente sobre el gobierno de Claudia Sheinbaum.
A la luz de los resultados, las expectativas de los encuestados son muy altas. De acuerdo con este ejercicio, el 70 por ciento de los consultados confía en que la presidenta hará un buen trabajo en su sexenio.
El bloque se divide en dos partes: 30 por ciento confía algo, pero no mucho en esa mejoría, sin embargo, el 40 por ciento confía mucho en que las cosas serán mejores. Es un porcentaje altísimo. La expectativa es alta. Este sentimiento positivo refleja las esperanzas depositadas en la nueva administración para abordar los desafíos actuales y promover el desarrollo nacional.Y al menos el mensaje político presentado en la rendición de protesta apunta hacia ese lado.
Luego de hacer una larga caravana a Andrés Manuel López Obrador, partiendo del episodio del desafuero que enfrentó el ahora ex presidente, empezó a tomar vuelo en sus propuestas. Poco a poco fue desgranando un amplio programa político y social, con el que prevé construir el segundo piso de la 4T.
Uno de los mejores momentos fue la alusión a la reforma judicial. Con Norma Piña a su derecha, Sheinbaum fue tajante al ratificar la viabilidad de la elección popular de jueces, magistrados y ministros de la Corte. Piña ya puede ir haciendo las maletas, porque seguramente va a tener que dejar el cargo el próximo año, a pesar de las chicanadas para frenar la reforma.
Anclada en un discurso en el que reconoció la aportación de las mujeres en todos los ámbitos sociales, Sheinbaum también hiló fino para hacer un elegante deslinde del estilo explosivo que caracteriza a López Obrador para confrontar a sus adversarios políticos. Sheinbaum fue elegante en su manera de fijar posición. Será menos estridente, pero no por ello menos contundente.
Al igual que la asunción del poder por parte de AMLO hace casi seis años, Sheinbaum llega con un amplio respaldo popular y una alta expectativa por parte de la gente sobre el nuevo gobierno. Parte de una base sólida, construida por el obradorismo. Difícilmente va a perder esa amplia base social, sobre todo si mantiene la misma línea de asistencia y de compromiso con los grupos más necesitados. Ayer al escuchar su tardado discurso me quedó claro que emulará a Obrador, o al menos lo intentará.
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