Las redes sociales han sido la vía idónea para medir el efecto generado por la llegada de Marcela Gonzalez Castillo a la dirigencia del Movimiento de Regeneración Nacional MORENA. Todos coinciden: no llega por talentosa, sensible o trabajadora.
Y esa lectura ciudadana, “la visión del pueblo” suele ser la mas acertada, porque el justamente ese pueblo el que está “a las vivas”, “avispado” y ya no se chupa el dedo, ni se cree esos “cuentos chinos” que se difunden por parte de las instancias oficiales queriendo sembrar la idea de que ganó o fue electa por unidad. Su llegada fue el dedazo en pleno y así debemos entenderla.
¿Cuántos grupos han quedado resentidos por la manera en la que han sido ignorados después de poner su capital político a favor de Alfonso Sánchez Garcia?. La respuesta es sencilla: más de la mitad de los que fueron engañados por los “operadores políticos” del Sánchez Anayismo, previo al 2 de junio pasado.
Y esos cientos o miles de personas -que ya conocieron el verdadero rostro y la “gratitud” de Marcela González Castillo- son sin duda parte de los que han estado ventilando la manera en la que la ex diputada mintió, robó estructuras y traicionó a los líderes que sumó a su causa para ganar adeptos y votos. Hoy todos son operadores… pero en contra de esa agrupación que encabeza Marcela.
Cargos politicos, espacios laborales, ingresos a la universidad, efectivo, y otros beneficios fueron prometidos para alcanzar la votación que les permitiera llegar a la presidencia municipal de la capital. Una vez logrado el hueso los teléfonos dejaron de recibir mensajes de “la guerita” y también dejaron de ser contestados. Se acabó el “amor”.
Que nadie se confunda. La renovación del partido no fue democrática, abierta el pueblo, ni resultado de operación política. Tal como en el PRI fue por Cosejeros.
Pero este montaje estaba calculado por el grupo opuesto, recuerde usted que la propia Ana Lilia Rivera Rivera lo dijo en entrevista con este comunicador. Poco a poco se ira limpiando y democratizando el partido; ahora no es posible pues las reglas dejan la designación en manos de los “consejeros”.
Consejeros que por cierto fueron designados por el dinero, los compadrazgos y el dedazo de los presidentes municipales, diputados y funcionarios en turno. Nombres como Juan Carlos Jiménez,hijo del ex presidente de Chiautempan Gustavo Jiménez, es parte de esos “liderazgos naturales” electos. Imagine usted el resto.
Una vez dicho esto es más claro entender la llegada y el motivo de la imposición de Marcela Gonzalez Castillo, recuerde usted que la finalidad del grupo político al que pertenece “lady tupper” tiene como finalidad otra imposición mayor: colocar a su esposo, Alfonso Sánchez García, en la sucesión gubernamental del 2027.
Y es que tras haber fracasado en su intento por mantenerse en la legislatura local -a la buena o a la mala- no habría manera de justificar la exposición de la dama que está convertida en operadora de esa tarea, asignación por cierto también unilateral.
Mientras no puedan colocarla como titular de la Secretaria de la Mujer, urgía una posición en la que legitimaran su acercamiento con la base morenista. La misma que rechaza y escupe su arribismo.
Seguramente Marcela y su amiguito Alejandro Campech Avelar no olvidan la ignorada pública de la que fueron objeto en la primera y única visita que Luisa Maria Alcalde y Andrés Manuel López Beltrán a Tlaxcala.
Ellos dos como dirigentes nacionales sabían por qué hacían esos desplantes a los tlaxcaltecas, se trataba de dejar claro a la base local que el “morenismo estatal” no forma parte de su grupo. Los únicos que no lo entendieron, o hacen que no entendieron, son Marcela y sus cuates.
Pero por eso hay que ayudar a recuperar su memoria. Recapitulemos qué sucedió ese día en el centro de convenciones cuando ni Moctezuma Bautista -encargado de la oficina-, ni Alejandro campech, ni otro miembro de la “dirigencia local”, ni la propia Marcela recibieron el “trato esperado” y eso se notó en la colocación de las sillas donde lucieron lejanos.
En las fotografías sucedió lo mismo y finalmente el asco político fue ratificado cuando ninguno resultó invitado a la comida privada que la dirigencia nacional celebró en el “Mesón Taurino”. Los abrieron, los ignoraron y solo sirvieron para pagar la cuenta.
Pese a este antecedente los morenistas desde la dirigencia local, donde por cierto hay muchos que fueron ratificados, presumieron este fin de semana en un “comunicado” la llegada de Marcela González Castillo como su capataz; obvio dijera que había sido electa con base en los estatutos y a través de la organización interna.
La respuesta en redes sociales fue lo mejor de todo: arribista, traidora, ignorante, fuera mascaras, sígnale dando en la madre al partido, la mafia en pleno y viva el dedazo, fueron alguna de las joyas que se viralizaron en las redes sociales.
Para tratar de “equilibrar” o desestimar la inconformidad, en las mismas redes sociales los trabajadores del gobierno estatal, e incluso algunos municipios se sumaron a las “felicitaciones” para la nuera de Alfonso Sánchez Anaya.
Las pocas reacciones y el nulo crecimiento orgánico de esta línea discursiva solo exhibió la obligatoriedad que nada más no cuajo. Si no pueden con lo que intentan socializar desde el congreso o la capital del estado, imagínense si podrán con la nueva dueña del movimiento en Tlaxcala.
No es su culpa del todo, les impusieron un producto difícil de vender en lo mediático porque, al igual que la comida chatarra, se advierte a simple vista lo cancerígeno del “producto milagro”.
La interpretación de la 4T en Tlaxcala fue que el Séptimo Congreso Nacional Extraordinario del partido, había sido para otorgarles un pasaporte de impunidad a las entidades federativas, nada mas alejado de la realidad.
Porque justamente en ese congreso se iniciaron las modificaciones que pretenden erradicar la imposición, el dedazo y la herencia del partido a la familia y los cuates, y eso es algo que dejó muy Claro Luisa Maria Alcalde en Tlaxcala. Pero no lo entendieron.
Que haya sido en sesión extraordinaria, con la participación de los 30 consejeros partidistas y con unanimidad la designación de Marcela González Castillo, no es producto de la democratización, operación política, o sensibilización de las bases.
Es justamente todo lo contrario y la base de morena -que radica en el pueblo-, los grupos opositores y los enemigos naturales del gobierno ven esto como la oportunidad para exhibir la torpeza y voracidad de una mujer que sigue sintiéndose legisladora, operadora y política, cuando su mayor logro es unificar a todos, pero en su contra.
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