El Consejo Político Nacional de Morena, celebrado este fin de semana marcó un momento de aparente introspección para el partido dominante en México. La retórica de la unidad, subrayada por los liderazgos presentes, es un arma de doble filo pues la ausencia de 115 consejeros (de 364) en el Consejo sugiere fisuras, o desinterés.
Con una carta de la presidenta con licencia, Claudia Sheinbaum, como guía, los consejeros aprobaron por unanimidad lineamientos que buscan fortalecer la institucionalidad, combatir el nepotismo y reafirmar principios como la austeridad, la honestidad y la cercanía con el pueblo.
Pero, detrás de la retórica unificada en el país, aquí en Tlaxcala más de uno nos preguntamos ¿es este un verdadero punto de inflexión para Morena, o solo un ejercicio discursivo frente a los retos de 2027, cuando estados como el nuestro, renovarán sus gobiernos?
Los cinco ejes aprobados —austeridad republicana, independencia de poderes fácticos, igualdad entre militantes, prohibición del nepotismo y fortalecimiento de procesos democráticos— son, en teoría, un antídoto contra las tentaciones del poder.
La prohibición inmediata del nepotismo, adelantándose a la reforma constitucional de 2030, es un golpe de efecto: Morena no permitirá que familiares de funcionarios ocupen cargos consecutivos, una práctica que ya se aplica en Veracruz y Durango, y que llegará a Tlaxcala en 2027.
Este compromiso responde a una demanda ciudadana clara: el rechazo a los cacicazgos y la herencia de poder, sin embargo, el énfasis en la austeridad prohibiendo aviones privados, ropa de marca o eventos ostentosos— suena a déjà vu entre el morenismo.
Estas promesas, aunque loables, chocan con la realidad de algunos liderazgos morenistas que, lejos de la humildad predicada, han sido señalados por excesos: Ricardo Monreal, Pedro Haces Barba, gobernadoras y gobernadores y otros tantos más, son muestra de esa incongruencia.
La carta de Sheinbaum, que advierte contra la “frivolidad” y el “consumismo”, parece dirigida a casos específicos, como el de una senadora o un exsecretario de Gobernación, aunque nadie lo diga abiertamente. La pregunta es si estas reglas serán aplicadas con rigor o quedarán como un recordatorio decorativo.
La que más chamba tendrá será la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia, presentada como el árbitro para dirimir conflictos y sancionar desviaciones, cierto es que significará un pilar clave de los acuerdos y vaya que para el caso de Tlaxcala tendrá que dirimir los desencuentros que se avecinan entre los grupos internos que encabezan Ana Lilia Rivera Rivera, Marcela González Castillo o Dulce Silva Hernández y José Antonio Álvarez Lima.
No obstante la eficacia de este órgano está en entredicho. En un partido tan plural como Morena, donde las ambiciones internas son un polvorín, la capacidad de esta comisión para actuar con imparcialidad y contundencia será puesta a prueba cada 24 horas.
En Tlaxcala, donde la militancia ha mostrado fracturas en el pasado, la resolución institucional de disputas será crucial para evitar que las divisiones beneficien a la oposición, “moralmente debilitada” pero ávida de capitalizar errores y personajes como Juan Manuel Cambrón Soria, del PRD, vaya que lo saben hacer.
El veto al nepotismo es un mensaje poderoso, pero su aplicación en coaliciones plantea dilemas. Morena exige que aliados como el PT o el Verde Ecologista respeten esta regla, lo que podría tensionar relaciones ya frágiles, sobre todo porque es una violación a la vida interna de los partidos.
Como muestra está Veracruz donde la ruptura con el PT evidenció desencuentros, mientras que en San Luis Potosí el Verde busca consolidar su propia hegemonía. Ahora que en la entidad nadie levantó la mano, o nadie pudo quitarle el control del verde a Jaime Piñón Valdivia, será él quien vuelva a ponderar su estrategia política.
En Tlaxcala, donde Morena aspira a retener el gobierno en 2027, la cohesión con aliados será vital, pero las condiciones impuestas podrían limitar opciones o generar fricciones. Aquí Silvano Garay, del PT; Héctor Israel Ortiz, del PAC; Danahe Figueroa Martínez, de MC y otros más jugarán sus propias cartas, pero eso ya lo deben saber los “operadores extranjeros”.
En el contexto tlaxcalteca, los lineamientos llegan como una brújula para un partido que, aunque en el poder, enfrenta el reto de mantener la confianza ciudadana. Las encuestas transparentes y las campañas a ras de tierra no siempre prometen un proceso equitativo, pero el éxito dependerá de la disciplina interna y eso es todavía menos creíble.
La prohibición del nepotismo garantizará que no haya dinastías en la boleta, pero la verdadera prueba será si los aspirantes respetan los tiempos electorales y evitan campañas anticipadas, una práctica que Sheinbaum criticó con vehemencia. ¿Será que los candidateables se abstienen de esta practica poco ética y menos democrática?.
La narrativa de cerrar filas en torno al legado de López Obrador y el liderazgo de Sheinbaum podría interpretarse como un intento de alinear a las bases, pero también como un esfuerzo por contener las ambiciones internas que ya despuntan rumbo al 2027 y no es para menos, sobre todo cuando los morenistas se percatan de la llegada de ajenos al proyecto que pocos construyeron, pero del que muchos se están beneficiando.
Este domingo Morena ha trazado un mapa ético que, de cumplirse, podría consolidarlo como un partido de principios en un país hastiado de la corrupción, pero la apuesta es arriesgada. En Tlaxcala y el resto del país, la militancia y la ciudadanía vigilarán si estos acuerdos son un compromiso genuino o un espejismo para apaciguar críticas.
Luisa María Alcalde Luján, líder de Morena en el país, lo dijo con claridad al referirse y justificar el ejercicio en el que por primera vez ella y Andrés Manuel López Beltrán se estrenan como dirigentes “de dónde venimos define hacia dónde vamos”.
La pregunta es si Morena recordará sus orígenes humildes o, sucumbirá a las trampas del poder. El 2027 será el juez y Tlaxcala será uno de los actores principales. ¿cuál será la apuesta de los nacidos en la tierra de Xicohténcatl, hacía dónde se inclinarán los dirigentes y hacía dónde las bases, acaso iran juntas?. Estamos a pocos meses de verlo.
