La visita de Claudia Sheinbaum a Tlaxcala es importante, tanto que ella misma lo presumió, destacando que nunca antes el presidente saliente y el entrante habían realizado este tipo de giras para supervisar las obras ejecutadas a lo largo de la administración. Aunque quizá el fondo tenga connotaciones más políticas.
Y fue todavía más importante que hayan elegido a nuestra entidad para venir a tratar asuntos como deporte y educación, ambos tópicos columna vertebral del gobierno que encabeza el tabasqueño que llegó a acabar con los grupos de poder, que se habían perpetuado por años en esas posiciones.
Sorprendió un poco que el todavía líder de Morena a nivel nacional y futuro secretario de educación en el país, Mario Martín Delgado Carrillo, haya acudido a este acto junto con Leticia Ramírez Amaya. El presente y el futuro de la educación se encontraron en la tierra que, en cada elección, eligió a Andrés Manuel López Obrador por encima de todos, como él mismo lo recordó.
Para nadie pasó desapercibido que Mario Delgado haya sido cortante con Homero Meneses Hernández al final del acto. Nuestra lente lo tiene grabado en video, porque es más descriptivo que la foto que seguramente presumirán este día desde el oficialismo.
Lo de Mario Delgado tiene una explicación pues quizá ya sabe de los conflictos que se tenían previstos y que generaron células organizadas de la sección 31 y 55 para vigilar el acto, previendo que no se les acusara de reventar el evento político por “inconformarse”.
La molestia de las dirigencias magisteriales no es injustificada, delante tienen al secretario de educación que los amenaza con mezclar claves presupuestales, desaparecer a los profesores de educación artística y educación tecnológica, o hasta requerir a los maestros de plaza estatal y federal según el ánimo de Homero Meneses. Ahí están los oficios de los inconformes quejándose de lo que señalo.
O cómo se explica usted que en un evento donde se habló de educación, el gran ausente en el presídium haya sido el secretario de Educación Pública del Estado de Tlaxcala, aquel que se dice todo poderoso y cercano a las cúpulas. Homero ayer fue ubicado en su realidad, ni una sola mención recibió.
Lo que sí resultó extraño fue ver en solitario a Leticia Ramírez Amaya en su camino rumbo al vehículo que la trasladaría a la Ciudad de Puebla, sin embargo ella iba feliz y recibiendo comentarios, sacándose fotos con quien así se lo pedía. Se nota que nos conoce y tiene buenos recuerdos del tiempo que pasó en Tlaxcala durante la conformación de los cuadros previo a la elección del 2018.
Fue después de eso cuando ella recibió el llamado de López Obrador para hacerse cargo de la oficina de Atención Ciudadana, espacio que le permitió atender la agenda con las exigencias sociales, así como también recibir y despedir al presidente en las “mañaneras” que se desarrollan en Palacio Nacional.
Al llegar la elección del Estado de México y resultar ganadora Delfina Gómez Álvarez fue ella, como profesora, quien asumió el encargo más alto que puede tener un profesor de formación y ahora en el ocaso de su mandato se nota que disfruta los meses que restan antes de entregar las oficinas a Delgado Carrillo que, según lo visto ayer, ejercerá su papel de manera muy distinta y con un estilo particular.
Lo destacado fue el discurso que le arrancó la sonrisa más franca que ayer tuvo Claudia Sheinbaum Pardo en Tlaxcala, ese logró es de Oscar Flores Jiménez, funcionario cercano a López Obrador pero que es oriundo de la capital de nuestra entidad.
El titular de la Unidad de Administración y Finanzas de la SEP a nivel federal adelantó frente a los invitados que, la virtual presidenta electa, está destinada a ser la presidenta de la educación humanista del mundo. Lo dijo por la formación científica, pero también por la manera en la que dirigió en destino de los habitantes de la Ciudad de México (Cdmx). Si Flores Jiménez es acertado, México tendrá segundo y hasta tercer piso.
Contáctame en [email protected] y también en [email protected]
