A cinco años de haber iniciado el gobierno de Andrés Manuel López Obrador hay voces que lo acusan de omisiones y mentiras, mientras otras le reconocen su contribución al crecimiento de México. Ambas visiones chocan, pero tienen un poco de razón.
Sin embargo, la revisión de su trabajo tendría que hacerse con base en indicadores como el rescate de paraestatales que, en otros sexenios, fueron debilitadas desde el propio gobierno federal, para muestra están la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Petróleos Mexicanos (Pemex), ambas fundamentales para la soberanía de México.
Pero el rescate no se limita a esas emblemáticas siglas, también está el rescate de Mexicana de Aviación, aerolínea que junto con la recién creada “Litio para México” representan fuentes de empleos para cientos de mexicanos.
No se trata de sacar el dinero de la Iniciativa Privada del país, ni de expropiar los bienes de empresas extranjeras que han invertido en México, solo que nos cansamos de los políticos que remataban los bienes y la industria nacional a los ricos de otros países; ahora se ha privilegiado el recurso natural de México al servicio de los nacionales.
La redistribución de los recursos es un paso enorme para el país, casi tan grande e importante como lograr que los más adinerados paguen sus impuestos a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, como nunca había sucedido.
Caso concreto es el de Tv Azteca y su dueño Ricardo Salinas pliego que por años evadió esa responsabilidad, allegándose de abogados que a través de lagunas legales impedían el fortalecimiento de la hacienda pública.
Y ha sido gracias a esa recaudación millonaria que los proyectos sociales han continuado, aun cuando muchos sostenían que el dinero entregado a discapacitados, madres solteras o adultos mayores no sería permanente. Era normal pensarlo, nunca hubo un administrador como Rogelio Ramírez de la O.
Y no es que me trague eso de la austeridad republicana y la pobreza franciscana, lo que México ha aplicado es una buena administración, eliminando el exceso en nóminas, en gastos superficiales o en esas representaciones a Europa donde las primeras damas viajaban con estilista y maquillista con cargo al erario, así de fácil.
Y los números son fríos, las matemáticas no saben de colores y es esa ciencia la que respalda la política económica de López obrador que ha mantenido la deuda en niveles históricos, con todo y que a su llegada la pandemia de covid-19 azotó a México y al resto del mundo.
La apuesta de López Obrador no se centró en adquirir deuda pública en la pandemia, como si lo hizo Felipe Calderón con el AH1N1, ahora se apostó por incrementar el salario mínimo y fortalecer programas para sectores vulnerables. Ahí están las finanzas públicas sanas para respaldar la decisión del tabasqueño.
Y no es que al evitar el endeudamiento se haya renunciado a realizar obras que impacten en la infraestructura del país, como podría presumirse de un gobierno que rechaza la deuda, para muestra están las refinerías, el aeropuerto o el Tren Maya, todo eso respalda el trabajo sexenal.
Si la pobreza bajó, como ha dicho el propio Coneval, es porque esta administración supo enfocarse para apoyar a los más desfavorecidos, pero sin descuidar a los empresarios que son los que ofertan la mayor cantidad de empleos formales.
Ahí están los banqueros, constructores, dueños de televisoras y periódicos que, incluso en medio de la “austeridad republicana”, vieron crecer sus fortunas, con estos datos es imposible engañarse o dejarse engañar.
La política en materia de salud seguirá endeble, siempre que continúen sindicatos como el de Blanca Águila Lima y politicen la asignación de plazas y obstaculicen los servicios, como ha sucedido en Tlaxcala. No olvide usted que ella evitó o buscó evitar que se concretara el programa IMSS-BIENESTAR.
La delincuencia y los muertos no bajarán en las estadísticas nacionales, en tanto los gobiernos estatales no asuman su función, facultades, alcances y se justifiquen o evadan su competencia, como lo ha hecho Enrique Alfaro en Jalisco.
Sin embargo, la salud, la inseguridad y la erradicación de la impunidad continuará siendo tarea pendiente del obradorismo y dudo que la realidad cambie en lo que le resta del sexenio. Quisiera equivocarme.
Permitir la llegada de parásitos a órganos tan importantes como la Fiscalía General de la República, que encabeza Alejandro Gertz Manero, será una mancha indeleble en la historia de la 4T. Aunque me digan que es autónoma.
Si Gertz dejó de hacer su trabajo y como resultado de esa omisión fomentó la impunidad de Rosario Robles, Elba Esther Gordillo o Emilio Lozoya, él no es el único culpable.
El promotor de Alejandro Gertz Manero es y será recordado por darle autonomía y capacidad de decisión; Andrés Manuel es su nombre, López obrador sus apellidos.
Sin embargo, quienes pensaron que “El Mesías” caería después de su cuarto año de gobierno se quedaron y se quedarán con las ganas, ni el cierre de empresas por pandemia, ni la guerra en Croacia, ni los ataques desde el poder judicial lo han mermado. Obrador sigue con un alto nivel de aceptación y el 2024 será el mejor termómetro.
Las tres de ley… 1- Marco Tulio Munive Temoltzin es la nueva contratación de la 4T tlaxcalteca que a partir de ayer tomó las riendas de la Secretaría de Movilidad y Transporte (SMyT), que despachó -por unos meses- Juan Tapia Pelcastre.
2-El ex senador de origen panista es hermano de la ex alcaldesa de Chiautempan, Linda Marina Munive Temoltzin, una de las políticas más allegadas a la senadora Beatriz Paredes Rangel, de extracción priista. Ambas estuvieron en la embajada de México en Brasil.
3- Aunque en el gabinete estatal se reconoce a Marco Tulio como un miembro reciente del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), la realidad es que en la base del grupo Obradorista Marco Tulio es tomado como uno de tantos advenedizos.
Qué podían esperarse en una entidad en la que Morena es encabezado por un priista de hueso colorado como lo es Carlos Augusto Pérez Hernández, hoy dirigente del morenismo local, esa es muestra de la realidad que vive Tlaxcala y la 4T repleta de panistas, priistas, petistas, perredistas pero ningún morenista de cepa.
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