Después de casi una década de encierro, la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de Tlaxcala, en ponencia de la magistrada Mary Cruz Cortés Ornelas, resolvió a favor de Keren Selsy Ordóñez Hernández y ordenó su liberación inmediata. Este viernes, Keren por fin pudo abrazar a su hija y a su familia, tras años de lucha y sufrimiento.
La historia de Keren se remonta al 11 de diciembre de 2015, cuando, aún convaleciente de un parto por cesárea, fue detenida junto a su bebé recién nacida en Veracruz por policías ministeriales de Tlaxcala y de la entonces Policía Federal, sin una orden de detención.
Los agentes le arrebataron a su hija de los brazos y, bajo amenazas con armas, las subieron a un vehículo oficial sin explicarles el motivo de su arresto. Durante 11 horas, Keren fue sometida a torturas físicas y psicológicas, incluyendo golpes, asfixia y amenazas de muerte contra ella y su bebé, a quien mantuvieron ilegalmente detenida pese a tener apenas días de nacida.
Ya en Tlaxcala y bajo coerción, las autoridades obtuvieron pruebas ilícitas, entre ellas una declaración que Keren fue obligada a firmar sin siquiera poder leerla. Estas irregularidades fueron la base de un proceso judicial viciado que la mantuvo en prisión injustamente. Keren había sido acusada de un secuestro que no cometió.
Durante años, organizaciones de derechos humanos y colectivos exigieron justicia, denunciando las violaciones a su debido proceso y la crueldad de separarla de su hija. Su liberación representa un triunfo en la lucha contra la impunidad y los abusos del sistema penal.
Hoy, Keren por fin recupera su libertad, pero su caso sigue siendo un recordatorio de las graves fallas en el sistema de justicia mexicano y la urgencia de reformas para evitar que más personas vivan situaciones similares.
