El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) explicó que el fenómeno no pudo ser observado en este inicio de primavera
(Pedro Díaz / Excelsior).- El esperado descenso de Kukulkán en la pirámide de El Castillo durante el equinoccio de primavera no pudo ser apreciado este año debido a la nubosidad que cubría la zona arqueológica de Chichén Itzá, en Yucatán. A pesar de la ausencia del espectáculo de luces y sombras que forma la serpiente emplumada, cientos de visitantes se reunieron en el sitio prehispánico para celebrar la llegada de la nueva estación.
La llegada de Kukulkán en Chichén Itzá durante la entrada de la primavera es un fenómeno arqueoastronómico que ocurre en el Templo de Kukulkán (también conocido como El Castillo), una pirámide construida por la civilización maya en la antigua ciudad de Chichén Itzá, en la península de Yucatán, México.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) explicó que el fenómeno conocido como el “ciclo de iluminación”, que consiste en la formación de las escamas de Kukulkán sobre los ocho basamentos de la pirámide y la cabeza de la deidad, no pudo ser observado en este inicio de primavera. José Arturo Chab, director del INAH, confirmó que la pirámide de El Castillo fue diseñada para funcionar como un calendario, con 365 escalones y un nivel superior que representa los días del año.
El fenómeno tiene lugar durante el equinoccio de primavera, que ocurre alrededor del 20 o 21 de marzo de cada año. Durante este evento, el sol ilumina la pirámide de tal manera que proyecta una serie de triángulos de luz y sombra sobre la escalinata norte de la estructura, creando la apariencia de una serpiente descendiendo la pirámide. Esta “serpiente” se cree que representa a Kukulkán, también conocido como Quetzalcóatl en la cultura azteca, una deidad serpiente emplumada que era venerada por los mayas y asociada con la sabiduría, el renacimiento y la fertilidad.
Es un evento que dura aproximadamente 10 minutos y ocurre anualmente durante los equinoccios de otoño (entre el 22 y 23 de septiembre) y primavera (entre el 20 y 21 de marzo), aproximadamente tres horas antes del ocaso. Aunque Chichén Itzá es el sitio más conocido por este evento, fenómenos similares también se registran en otras ciudades mayas como Uxmal y Tulum, lo que evidencia la importancia del simbolismo calendárico en la cultura maya.
A pesar de la nubosidad que impidió la manifestación de Kukulkán este año, los visitantes en Chichén Itzá pudieron disfrutar de las celebraciones que marcan el cambio de estación y la rica herencia cultural de la civilización maya.
El fenómeno atrae a miles de visitantes de todo el mundo que vienen a presenciar el evento y participar en las celebraciones que marcan el comienzo de la primavera y el renacimiento de la vida. La precisión y la belleza del fenómeno demuestran el avanzado conocimiento astronómico y arquitectónico de la civilización maya.
*Con información de Excelsior.