- Para integrantes de organizaciones feministas, la actual administración federal tiene importantes deudas con las mexicanas. Particularmente el presidente López Obrador, dicen, no le ha dado la importancia requerida a la agenda correspondiente y con su discurso matutino descalifica el movimiento.
Para integrantes de organizaciones feministas, la actual administración federal tiene importantes deudas con las mexicanas. Particularmente el presidente López Obrador, dicen, no le ha dado la importancia requerida a la agenda correspondiente y con su discurso matutino diario descalifica el movimiento, minimiza la violencia contra las mujeres y de esa forma, denuncian, alienta ese fenómeno.
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/Proceso).– Los altos niveles de aprobación del presidente Andrés Manuel López Obrador (entre 60 y 70%, de acuerdo con los encuestadores) se han logrado con la entrega de programas sociales y, en especial, por su discurso diario en la conferencia de Palacio Nacional. Pero para las organizaciones feministas esas declaraciones son las mismas que han colocado en riesgo a las mujeres, sector de la población con el que el mandatario tiene un pendiente: disminuir la violencia contra ellas.Quienes diseñan las metodologías de encuestas reconocen la eficacia que ha tenido el mandatario federal frente al micrófono todas las mañanas, desde donde dispone los temas que tendrán importancia en la agenda pública. Además, ha logrado que la población encuestada desvincule al personaje del gobierno.
“Estamos viviendo un fenómeno interesante en términos de cómo está calificando el ciudadano promedio al presidente y cómo lo está separando de su gestión de gobierno. Es decir, el ciudadano parece ser muy crítico, por ejemplo, en temas de inseguridad o de narcotráfico, pero no es necesariamente muy crítico con el presidente, lo tiene en otro lugar. Refieren que tiene buenas intenciones, que quiere gobernar bien más allá de lo que logre”, señala Francisco Abundis, director de Parametría.
La popularidad del presidente López Obrador es capital político de su partido, Morena, aunque para Abundis las encuestadoras suelen sobrestimarlo. Por ejemplo, dice, en 2021 lo ubicaron en 43% de preferencia electoral y al final, sin alianzas, Morena únicamente captó el 34 por ciento.
Es precisamente el partido del presidente el que no logra obtener fácilmente el voto de las mujeres pese a la afinidad partidista que actualmente es el más alto, con un 44% de mexicanos que se identifican como afines a Morena, frente a 21% que no se identifica con ningún partido político, de acuerdo con la encuesta de Enkoll.
Heidi Osuna, socia directora de Enkoll, señala que “a Morena le cuesta captar el voto de las mujeres y hemos visto a lo largo de la serie del ‘Amlómetro’ que la aprobación hacia el presidente a veces es pareja entre hombres y mujeres, pero normalmente es más adversa la aprobación por parte de las mujeres que de los hombres”.
Detalla que en algunos trimestres la diferencia es de 10 puntos porcentuales entre la aprobación de las mujeres y los hombres: “En octubre de 2018, por ejemplo, 71% de las mujeres aprobaron al presidente frente a 81% de los hombres. Actualmente, 72% de los hombres aprueban al presidente frente a 67% de las mujeres. En general las mujeres son menos afines a Morena y también son menos afines al proyecto del presidente”.
Según Osuna, en las encuestas de Enkoll encuentran que las razones, más allá de temas de género, están relacionadas con las políticas públicas, pero “siempre ha sido como el talón de Aquiles el voto femenino para Morena.
“Las propuestas y lo que la gente necesita a veces son muy locales, depende mucho en cada estado lo que la gente pide. Lo que sí vemos en los estudios es que las mujeres pedimos muchas más cosas en una plataforma electoral”.
El impacto del discurso
Estefanía Medina, cofundadora de la organización Tojil, comenta que las encuestadoras refieren que no han medido el impacto del discurso del presidente cuando descalifica el movimiento feminista o genera olas de agresiones en redes sociales contra algunas mujeres. Y ejemplifica:
“En esos discursos generalizados que se hace de desdén contra las mujeres, un caso gravísimo ya prácticamente de violencia de género son los recientes dichos del presidente contra la ministra presidenta (de la Suprema Corte de Justicia de la Nación) Norma Piña, que sí se ven quizás otros aspectos políticos, pero lo que es muy claro es que mientras estaba un personaje que era hombre, el anterior presidente de la Corte (Arturo Zaldívar), todo parecía fluir tranquilamente y no tener ningún comentario adicional”.
La abogada señala que se trata de “la primera vez que una mujer preside un órgano tan importante y el presidente lleva toda esta semana dedicándose no solamente a desprestigiarla, sino a atentarla, y esto se ha convertido ya en un discurso de odio que ha invitado a otras personas en redes sociales y en distintos medios a sentir que eso les legitima para atacar públicamente a una mujer con una trayectoria intachable como jurista. Es uno de los ejemplos clarísimos de cómo el discurso del presidente puede afectar en un tema de género e incluso tocando la división de poderes”.
Sin embargo, uno de los argumentos que expone Abundis, director de Parametría, sobre la dificultad de esta medición o del por qué no se toman en cuenta estas variables, también tiene que ver con una estrategia del presidente:
“La conferencia (mañanera) es muy poderosa, tiene audiencias relativamente altas para ser un evento político, pero la gente tampoco tiene niveles de atención tan altos como para atender cada tema y tiene que ver una circunstancia de mucho ruido –no solo en el caso del presidente–, es decir, hay muchos eventos sucediendo a la vez, con mucha velocidad, algunos bastante complejos como para entenderlos”.
*Con información de Proceso.