Donald Trump y Kamala Harris están a solamente unas horas de confrontarse en la más importante de las encuestas, la más seria y única que define una elección. La votación final.
Este próximo martes sabremos si el nuevo presidente de los Estados Unidos será -por segunda ocasión- el republicano Donald Trump o si finalmente la demócrata Kamala Harris pudo rescatar el tiempo perdido que significó la “campaña” de Joe Biden.
El nerviosismo con el que los inversionistas ven esta elección no tiene justificación, porque nosotros -México- ya transitamos un primer mandato y no fuimos maltratados como afirmaban. Aunque teníamos a López Obrador para contener al gringo, pero ahora las cosas no son tan distintas: Claudia Sheinbaum y Juan Ramón de la Fuente sin duda tienen todos los escenarios preparados.
No olvide usted que aún cuando la llegada de Barak Obama (Barack Hussein Obama II, como es su nombre real) sonaba positivo para México y su relación con los migrantes, las cifras y las historias nos muestran que esa falsa percepción resultó decepcionante. Barak no fue bueno con los nuestros y repatrió a más de los que Trump despertó de su sueño americano
Trump en cambio sonaba como una pésima noticia para nuestro país y sin embargo del 2016 al 2020 aunque tuvimos una inicial sacudida a nuestra moneda no hubo un daño directo, permanente ni dirigido. La campaña había acabado y Trump simplemente se dedicó a gobernar sin cumplir con todo lo que amenazó durante sus discursos de campaña
Que Trump es un macho destructivo, irracional, vengativo, todos lo sabemos, pero también el sabe que nuestra posición estratégica es conveniente para él y sus inversionistas. La guerra tarifaria que se advierte para los chinos no podría funcionar del mismo modo en contra de nosotros e incluso sus propios empresarios saben que seríamos mejores aliados por nuestra excelente mano de obra, ubicación y recursos naturales.
Incluso una eventual revisión al Tratado de Libre Comercio -o Tratado México EE.UU., Canada (T-MEC)- estaría a años luz de afectarnos como casi todos esperarían. Antes de la entrega de Carlos Salinas a los gringos México “sobrevivió” sin esa “globalización” que, si me apuran, personalmente calificaría como negativa. La calidad se perdió y se ponderó el libre comercio beneficiando productos más baratos, pero no por eso mejores.
Ahora que el Nearshoring es tan presumido, sería justamente nuestra privilegiada geografía -e historia- la que pondría a México por encima de cualquier otra nación para albergar a sus más importantes empresas. Si eventualmente se incrementa el 100% de tarifas para todo lo que entre en Estados Unidos, habría que esperar alguna distinción económica para sus vecinos.
Los más importantes analistas preven una tarifa de 20% a los mexicanos, frente 50% a europeos y 80% a chinos; siendo así México mantendría una poderosa ventaja: seguiríamos siendo competitivos para la inversión extranjera.
Pero incluso los norteamericanos tendrían primero que analizar esa posibilidad de cumplir su guerra tarifaría, porque el resto de los países podrían hacer exactamente lo mismo contra Trump y sus empresas. ¿Incluso en este escenario adivine usted qué país podría servir entonces de socio de los empresarios gringos, con una sociedad montada en nuestras fronteras?. Así que dejemos de ser catastrofistas.
Personalmente me preocupan más los irracionales políticos que tenemos en la “oposición” que so pretexto de buscar acabar con la delincuencia organizada están dispuestos a ponerle “terroristas” a los cárteles. Esa simple palabra le ha abierto la puerta a locos como Trump para tomar la bandera de la solidaridad para llegarla ondeando a otros territorios, donde acaban interviniendo los gobiernos, saqueando las reservas naturales, e imponiendo gobernantes. Eso sí me preocupa.
Es cierto, ahora mismo ya sucede, los gringos hacen lo que quieren pero justamente Claudia Sheinbaum Pardo ha puesto el dedo en la llaga y ha ratificado el llamado que hizo Andrés Manuel López Obrador para respetar las fronteras, evitar el intervencionismo y limitar la actuación de los “diplomáticos” en nuestra tierra.
La palabra “terroristas” le daría carta abierta y legitimaría nuevamente el ingreso de las más perversas practicas gringas en suelo mexicano. No olvide usted que un puñado de políticos sueñan con tener un presidente güero, o español, o un miembro de la monarquía que nos dirija -aunque allá en España los escupan-, todo porque a su entender en México no nos sabemos gobernar. Patéticos vendepatrias, es lo que son nuestros políticos de oposición, afortunadamente no todos.
Las tres de ley… 1- Adivine usted quien es la diputada local que ha girado indicaciones para evitar el acceso a su “circulo vital” a miembros de la comunidad LGBTTIQ+, ¿se le olvida que es gracias a la lucha de ese grupo es como logró llegar a la diputación que hoy mismo ostenta, aún cuando lo hizo torciendo las acciones afirmativas?
2- La persona en cuestión no deja de presumir sus alcances en la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UAT), donde aparentemente ha logrado construir un nido que además de dotarle de tranquilidad espiritual, también ve su futuro financiero. Basta con revisar sus antecedentes para saber la manera en la que opera.
3- Pocos son los que se atreven a contradecir sus deseos en la máxima casa de estudios y también en los pasillos de la legislatura local. La capacidad para envolver a sus seguidores no está en duda, uno de ellos hasta partido político le entregó, pero no debe excederse ni confiarse. Su inteligencia contrasta con su infinita y desmesurada ambición.
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