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Martín Rodríguez HernándezMartín Rodríguez Hernández

Innombrable

 Zoológico del Altiplano: peligrosa fauna administrativa

Martín Rodríguez/INNOMBRABLE
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El asunto de la infraestructura deteriorada y espacios inadecuados que heredó la administración pasada al actual gobierno y que provocó el cierre temporal del Zoológico del Altiplano, desde noviembre del año pasado, es solo la punta del iceberg de lo que realmente ocurre al interior del parque.

Desde que asumió el poder, esta administración ordenó realizar un análisis detallado de las condiciones en que operaba para iniciar un proyecto de reingeniería que permitiera ofrecer un espacio digno a las especies que resguarda y promover la educación ambiental entre la población.

Cuando se iniciaron los acercamientos con el personal responsable y se realizaron las primeras visitas al Zoológico, jamás imaginaron que, literalmente, estaban destapando una cloaca de irregularidades en torno al manejo de especies y cuidado de los animales.

Por increíble que parezca las anteriores autoridades no pudieron avalar la legal procedencia de 233 especies que tenían bajo su resguardo, así es, no exhibieron documentos oficiales que amparen que estos animales no fueron extraídos de manera ilegal de la vida silvestre. ¿Dónde y cómo los consiguieron? Es la gran duda.

Los encargados de realizar esta auditoria descubrieron, también que el Zoológico del Altiplano no cuenta, desde hace al menos ¡¡20 años!!, con la respectiva licencia de funcionamiento que debieron tramitar ante el municipio de Apetatitlán, donde se encuentra asentado.

Tampoco, cuenta con permisos de Protección Civil para garantizar la seguridad e integridad de los visitantes y trabajadores. De manera irregular ha operado el zoológico durante años.

No entregaron planos arquitectónicos del lugar y mucho menos escrituras que avalen la posesión del predio, lo único que existe es el decreto de creación cuando el parque se trasladó de “El Lago del Niño” a su ubicación actual.

La omisión de los encargados del Zoológico durante el mandato del priista Marco Antonio Mena Rodríguez no solo fue en el aspecto administrativo.

Lo más grave es que su incompetencia terminó por afectar las condiciones de los animales, ya que no existen planes de manejo de especies actualizados, ni protocolos de seguridad, tampoco seguimiento nutricional para los animales que requieren de cuidados especiales.

En la bitácora del parque se encontró que dos jaguares murieron de cáncer y uno más envenenado. ¿Qué argumento pueden presentar los ex funcionarios para explicar la muerte de un animal envenado?, ¿quién lo envenenó?

Todas estas irregularidades no son recientes, ya que en los expedientes existen documentos que demuestran que en 2015 el Zoológico fue multado por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) con 350 mil pesos por incumplir requerimientos técnicos que exige para su operación.

La multa nunca se pagó, realizaron procedimientos administrativos básicos para simular que mejorarían las condiciones en que mantenían a los animales, pero eso solo quedó en buenas intenciones.

¿Recuerda la idea que nos vendieron de que Tlaxcala sería “santuario de leones blancos”? Pues resulta que la dichosa área destinada a estos felinos jamás se registró en los planes de manejo del Zoológico, no hay un solo antecedente técnico para la conservación de esta especie.

Es decir, solo se dedicaron a propiciar la reproducción irresponsable de los leones blancos para obtener exposición mediática, pura fotografía. Una verdadera crueldad que tuvo como resultado la muerte del cachorro “Xonotli” unos meses después de nacer a causa de problemas cardíacos.

También, ¿Recuerda que en la pasada administración se anunciaban nacimientos y reproducciones constantes de especies a través de boletines oficiales? ¿Pues qué cree?, tampoco hay registro de estos nuevos nacimientos, ni se sabe a dónde están resguardados. Una vil simulación fue la constante.

A este “cochinero” administrativo que privó al interior del Zoológico del Altiplano en los últimos gobiernos priistas se le suma un conflicto sindical ajeno totalmente al interés de garantizar el bienestar de las especies.

Resulta que entre el personal agremiado al Sindicato 7 de Mayo y que está adscrito al parque, hay una pugna entre al menos tres grupos que buscan imponer a su planilla de representantes. Por eso tanta desinformación que se utiliza para golpearse entre ellos y a los actuales responsables.

Evidentemente, la auditoria externa que ordenó la gobernadora también arrojó los privilegios de los que gozaban estos trabajadores que están más ocupados en las elecciones de su próximo dirigente que en cumplir su trabajo.

Entre los privilegios que se encontraron destaca que algunos empleados laboraban solo 7 horas al día, de las cuales efectivas eran 6 porque se tomaban su “hora de comida”, argumentaban un acuerdo con las pasadas autoridades para gozar de este horario preferencial.

¿Se imagina un trabajo donde solo se presente a laboral de las 8:00 a las 14:00 horas? Eso sí con todas sus prestaciones de ley, bonos y “beneficios sindicales” que son intocables para ellos.

Cuando se les explicó que era necesario que cumplieran con el horario completo de trabajo como sucede en cualquier otra dependencia de gobierno pusieron resistencia, aun cuando vía oficio se les designaron tareas específicas que cumplir.

Incluso algunos fueron capacitados a principios de año para mejorar sus funciones y luego negaron haber recibido estos cursos, pero existen fotografías de su participación.

Porque otro grave problema es la falta de perfiles acordes a las funciones del Zoológico, muchas veces se trata de personal que por “costumbre” o “tradición” asumieron responsabilidades para las que no están preparados ni cuentan con la experiencia necesaria.

La reingeniería al interior del Zoológico que alcanzó a los sindicalizados, por obvias razones, causó descontento entre los trabajadores, quienes iniciaron una campaña de sabotaje y desprestigio en contra de los actuales encargados del parque.

El rechazó a la nueva política incluye dejar puertas abiertas de los animales, cortar cables de las rejas de seguridad, permitir que especies escapen de sus áreas restringidas, entre otras “travesuras”.

Y ni se imagina quién estaba -en tiempo pasado porque ya fue cambiado de lugar de trabajo- detrás de estas deplorables acciones, nada más y nada menos que un sobrino del impresentable y corrupto Edgar Tlapale. ¿ahora todo empieza a tener lógica verdad?

No conformes con afectar la operatividad del Zoológico del Altiplano este grupo de sindicalizados ha comenzado a circular entre trabajadores y medios de comunicación conversaciones falsas de WhatsApp donde amedrentan al secretario técnico y a la responsable del Zoológico.

Parece que las comodidades y prebendas de estos empleados han llegado a su fin, pero no dude que van a defender con uñas y dientes lo que ellos creen es un derecho, pero que a todas luces es un abuso.

El actuar de los propios empleados explicaría la serie de sucesos que se han presentado al interior del parque en el pasado, como cuando en 2019 escapó de su área restringida un jaguar y deambulo por pasillos con el riesgo que representa esto.

Otro caso se dio en 2021, cuando un felino atacó a la señora responsable de nutrición porque alguien no aseguró una puerta y hay otros eventos extremos, entre ellos el ataque a un estudiante de servicio social, también provocado por un felino.

Lo verdaderamente preocupante es que previó a su cierre temporal el Zoológico del Altiplano recibió a miles y miles de visitantes que ahora sabemos estuvieron en riesgo latente ya que ningún requisito para su operación se había cumplido.

Así, el retraso en la reapertura del Zoológico se prolongará, al menos, un par de meses más.

Ya se está trabajando en la actualización de los manuales, ya se tramitaron las licencias y permisos necesarios para operar y se implementarán protocolos más estrictos para garantizar la seguridad de visitantes e integridad de las especies. ¿por qué nadie lo explica?

El trabajo de fortalecimiento a la operatividad del emblemático Zoológico del Altiplano debe acompañarse de un seguimiento legal que permita castigar a los responsables de estas omisiones e irregularidades que cobraron la vida de muchas especies y pusieron en riesgo a familias completas que acudían confiados a este espacio.

Esa es la única manera de garantizar que no se vuelvan a repetir estas acciones y evitar una tragedia.

Contáctame en innombrablemx@gmail.com y también en noticias@martinrodriguezhernandez.com


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