La negligencia del personal directivo y administrativo de la secundaria técnica número 45 “Telpochcalli” de Santa María Texcalac, en Apizaco, mantiene a un joven estudiante al borde de la muerte en el Hospital IMSS Bienestar de Tzompantepec, luego de que, por razones aún desconocidas, convulsionara al interior del plantel.
El alumno de nombre Samuel, de apenas 14 años, se encuentra inducido al coma debido a que su estado de salud se complicó y sus padres denunciaron que hasta este momento no han recibido una explicación clara de parte de la institución sobre qué fue lo que le pasó a su hijo.
Las omisiones por parte de los directivos de la secundaria que derivaron en irregularidades para atender el caso son evidentes.
Samuel se desvaneció y empezó a convulsionar cuando estaba en clase de Química, ante la emergencia se solicitó la presencia de la trabajadora social de la institución quien determinó que se llamarán a los servicios médicos.
Pese a que era urgente que Samuel recibiera atención médica, cuando arribaron paramédicos de Protección Civil de Apizaco la misma trabajadora social impidió que ingresarán a brindar los primeros auxilios.
¿Por qué si en un principio solicitaron la presencia de los cuerpos de auxilio al final rechazaron la atención médica para el alumno?, nadie lo sabe, pero las consecuencias de esta decisión pueden ser fatales.
Existen versiones de que el alumno habría consumido alguna sustancia tóxica lo que provocó que convulsionara y por esta razón los directivos buscaban ocultar el caso, hay quienes señalan que el coordinador incluso escondió las evidencias.
Esta posibilidad puede o no ser cierta, eso es secundario, la realidad es que se debió priorizar la atención urgente para Samuel y salvaguardar su salud. Nada puede ser más importante que garantizar la integridad de los estudiantes.
En vez de esto, los directivos decidieron llamar a sus papás para que fueran a recogerlo, en un claro acto de irresponsabilidad para deslindarse.
La madre de familia ha declarado que solo le pidieron que acudiera lo más pronto posible por su hijo a la escuela, al llegar refiere que se encontraba en malas condiciones y al ver que no recibía atención lo trasladaron a un consultorio privado.
El tiempo que Samuel pasó sin ser atendido fue la causa de que su estado de salud se complicará y los doctores decidieran inducirlo al coma, la negligencia puede ser mortal en este caso.
Este dramático hecho desnuda el desconocimiento de los protocolos por parte de la plantilla docente de la secundaria ante emergencias médicas, con todas las consecuencias que esto conlleva. Los hechos ahí están.
Revela, también, la falta de capacitación para responder y brindar auxilio a los jóvenes por parte de quienes son responsables de su integridad al interior de la escuela.
Además exhibe la ausencia de la Secretaría de Educación Pública del Estado (SEPE), que ante la gravedad del caso no ha se ha pronunciado ni brindado apoyo a la familia, ya no hablemos de intervenir para aclarar lo sucedido.
Si todo lo anterior que le mencione no hubiera fallado, es decir, si existieran protocolos en la escuela para atender emergencias, si los maestros recibieran capacitación constante para saber qué hacer y si la SEPE reaccionara eficientemente, el joven estudiante Samuel seguramente hubiera recibido atención oportuna y no estaría, en este momento, luchando por su vida.
La reacción de la SEPE resulta indignante, una vez que vio que el caso se estaba saliendo de control, decidió actuar tardíamente.
Uno esperaría que por lo menos anunciara una investigación profunda para conocer cómo ocurrieron los hechos o que colabore con las autoridades competentes para deslindar responsabilidades.
Pero no, al revolucionario secretario de Educación Pública, Homero Meneses, lo único que se le ocurrió fue hacer una “encuesta” entre los estudiantes para detectar “algún posible caso” de violencia, discriminación, hostigamiento y acoso.
Así lo evidencia el comunicado que hizo circular entre los padres de familia de la institución para que firmaran su autorización para que sus hijos contesten la encuesta.
Parece que la SEPE no comprende el término preventivo, es inexplicable como después de que un alumno termina en coma en el hospital, decide realizar un diagnóstico para saber qué está pasando en la escuela.
Los padres de Samuel solo exigen conocer la verdad y saber qué pasó con su hijo quien ingresó en buen estado de salud a la secundaria y salió en deplorables condiciones.
Tristemente, parece que la Secretaría de Educación Pública del Estado no está preparada para asumir la alta responsabilidad de garantizar la seguridad de los alumnos en los planteles.
Ante las graves omisiones en la que incurrieron docentes de la técnica 45 deben existir consecuencias ejemplares, si se permite que este tipo de perfiles sigan a cargo de la educación de miles de jóvenes tlaxcaltecas, créame que el riesgo de que una situación similar se vuelva a repetir es latente.
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