La “Colecta anual de la Cruz Roja Mexicana” por ser la principal fuente de financiamiento del organismo y basar su éxito en las donaciones “voluntarias” de los ciudadanos, cualquiera pensaría que está a salvo de intereses ajenos al verdadero altruismo.
En Tlaxcala, esta regla no se cumple y la situación es diferente, ya que desde junio de 2022, Miguel García Méndez Salazar, rector de la Universidad del Valle de Tlaxcala (UVT) que en sus ratos libres funge como delegado estatal de la Cruz Roja, encontró en la Institución el sitio perfecto para hacer negocios personales.
Para entender por qué Miguel García Méndez ve a la Cruz Roja de Tlaxcala como una gran caja chica, basta revisar los montos y cifras que logra captar en la colecta de cada año.
Tan solo para este 2023, la meta es lograr 3 millones de pesos en donaciones con lo que se superaría la cifra del año pasado que fue de 2 millones 172 mil 905 pesos.
Con estos recursos a disposición es entendible que al rector de la UVT le haya aflorado su lado más solidario y haya decidido compaginar su vida académica con el altruismo.
Miguel García Méndez no le rinde cuentas a nadie, además la figura del delgado estatal no es auditada por ningún ente fiscalizador, ni existen mecanismos que lo obliguen a transparentar la aplicación del dinero que recaba a través de la colecta. Todo lo que diga o haga es avalado por un tufo de nobleza y empatía que no existe.
Este vacío legal es aprovechado por el rector-delegado para hacer de la opacidad una práctica común en la Cruz Roja local, donde ni trabajadores administrativos, ni personal paramédico saben a ciencia cierta a dónde se orientan los recursos que se obtienen del “boteo”.
Aunado al manejo poco transparente que ha privado desde la llegada de Miguel García Méndez, existen denuncias de que en algunas de las siete delegaciones regionales de la Cruz Roja en el estado no se cumple la norma oficial para que se brinden los servicios.
Otra irregularidad tiene que ver con movimientos que ordenó en estos espacios García Méndez para quitar del camino a personas que no respondían a sus intereses y que representaban un obstáculo para manejar libremente los recursos.
Lo que resulta inexplicable es como la autoridad estatal año con año continúa prestándose a la “fiesta” que monta Miguel García Méndez para arrancar la colecta.Por si fuera poco desde el gobierno obligan a los funcionarios de todos los niveles a “donar” una parte de sus sueldos, para engrosar la cuenta del rector.
Ayer, desfilaron miembros del gabinete quienes sonrientes y generosos realizaron sus donaciones y posaron para la prensa, sin embargo, la sospecha de que estos recursos jamás se reflejen en una mayor y mejor atención a pacientes de la Cruz Roja, es latente debido a los antecedentes de Miguel García Méndez. Sus propios alumnos se mofan de la nobleza de los funcioanarios en redes sociales.
Es necesario disipar las dudas en torno al manejo de recursos que recibe la Cruz Roja a través de mecanismos de transparencia que nos permitan a todos conocer cómo y en qué se utiliza el dinero que surge de la solidaridad de miles de tlaxcaltecas.
Paramédicos, enfermeras, enfermeros, doctores, especialistas y personal administrativo de la Cruz Roja conforman un gremio con un reconocimiento social importante y no merecen ser representados por un delegado de medio tiempo que aprovecha esta posición para sus intereses y negocios personales.
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